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Hay quien dice que nació en una tormenta, bajo un cielo de relámpagos y salitre. Otros aseguran haberlo visto en los puertos más remotos del mundo, cargando baúles llenos de mapas, gemas y secretos. Algunos creen que nunca existió.

Que es sólo un mito.

Lo cierto es que nadie lo ha conocido del todo. Hay dibujos, retratos vagos, rumores. Pero cada año, sin falta, las nuevas colecciones de Barba-Rossa aparecen como por arte de magia, cargadas de detalles imposibles, de materiales rescatados del fondo del mar, de formas que parecen tener siglos de historia.

Lord Charles McMahon.
El eterno viajero. El alquimista del diseño. El espíritu libre que, dicen, nunca duerme en el mismo lugar dos veces.

En Barba-Rossa no preguntamos. Solo recibimos su legado. Cada pulsera, cada collar, cada anillo… es obra suya. O eso queremos creer.

Porque al final, lo que importa no es si existe. Lo que importa es que cada colección lleva su firma invisible.

Y eso, para nosotros, es suficiente.